domingo, 17 de septiembre de 2023

Canfranc-Canfranc (08-09-2023)

Los 100 km más largos del mundo.

Doy fe de ello


Era el objetivo del año. Desde diciembre llevábamos trabajando sin prisa pero sin pausa. Y llegó el día. 


Después de 900 km de coche, llegamos a Canfranc Estación (José Manuel Santos Pose, Estela y yo), ese precioso pueblo entre las montañas. Se hacía de noche, pero aún nos cogimos el dorsal y nos fuimos a cenar con tranquilidad. Nos apetecía pizza, así que no debería haber fallo.

Nos fuimos a dormir y a esperar a que llegasen ya de madrugada otros dos compañeros (Joserra y Sergio Dieste). A la una de la madrugada ya intentábamos dormir algo. 


A la mañana siguiente o durante el día, se uniría también Jon, un hombretón vasco con mucha retranca gallega... Tampoco tardaría mucho en aparecer Oscar Canosa ese grandullón ourensano curtido en mil batallas. Cada uno jugará en una distancia distinta. Tenemos para todos los gustos.

Viernes. Un pequeño paseo mañanero, y a repasar el material de carrera y las bolsas de vida. Todo en orden. Comida y a dormir una pequeña siesta antes de cenar tempranito (19:00 horas). Yo digo que fue una merienda un poquito más cargada de lo normal. 

21:15 horas. Toca ponerse en el cajón de salida. Llevo las dos bolsas de vida y antes de entrar en el cajón de salida, revisión de material. Todo en orden. 


22:00 horas. SALIDA

Como era de esperar, se sale rápido y a los pocos metros lo entiendo. Se forma un poco de tapón a pocos metros de la salida. No hay problema, queda muuucha carrera. Poco a poco el grupo se comienza a estirar y consigo, por lo menos, andar a mi ritmo, donde comienzo a adelantar gente. 

La subida es un continuo zig-zag donde vas cogiendo altura, pero donde se puede trotar tranquilamente, siempre y cuando tengas sitio. 

Un par de km después de la salida, ya todo el grupo va en fila india. Los primeros ya no se ven y yo consigo un ritmo cómodo para subir. 

En la ascensión en fila india, llevo detrás a una chica (mejor no digo el nombre) que viene con una respiración forzada y pidiendo paso. Al principio no le hago caso, pues vamos todos en fila india y a mi también me gustaría llevar un ritmo mayor, pero la carrera no lo permite. Pero después de pedirme no sé cuantas veces paso, me paro y le digo "pasa anda, a ver a donde llegas". Total, que no llega a ninguna parte. Ahí va, delante mía durante varios cientos de metros, aunque seguía pidiendo paso. Poco antes de llegar al Paso del Sarrio, el sendero se hace ancho, por lo que le pasamos varios corredores. 

En este punto, intento coger un ritmo cómodo para mi, que me lleve a la cima sin estrés. Es aquí donde veo unas pernacas y un tipo que se ve curtido en estas carreras. Comenzamos a entablar conversación. Es Alberto de Cantabria (Aberto Sánchez Bustara). El chico es conocido por varios corredores que participan y con los que intercambia varias palabras durante el recorrido. Se le ve confiado de lo que hace y dice, así que, aquí está mi ritmo durante un tiempo.

Y llegamos al Paso de Sarrio, lugar donde fichamos dorsal y tiempo y donde está prohibido correr y adelantar. Pues ahí viene de nuevo la corredora que os hablo un poco más arriba, intentando "fichar" delante de los que estamos en la fila. Claro que allí ya le dijeron un par de cosas amablemente.

Justo al inicio de la prohibición en el Paso de Sarrio, nos pide paso (oh dios mío). Yo le dejo pasar porque me estaba estresando, al igual que unos pocos corredores más, que la ponen a caldo, con toda la razón. 

Ya pasada la prohibición y bajando hacia Canfranc pueblo hay sitio y sitio para adelantar o coger tu ritmo. Yo bajo tranquilo y aún así, adelanto algún corredor aunque tengo que hacer una "parada de campo". 

Avituallamiento Canfranc pueblo. Paro, me alimento un poco, relleno agua y saco las zapas para sacarle las piedras que hay dentro. Me temo que se está haciendo alguna ampolla producidas por las piedrecitas que me han entrado en las zapas. 

Comienza la temida subida a Collarada. Justo al salir del pueblo, veo a Alberto que salió del avituallamiento antes que yo, por lo que apuro un poco y subimos juntos. El ritmo es perfecto y poco a poco comenzamos a coger participantes. No tardamos en pasar también a la chica que, con esa respiración tan fuerte no creemos que pueda aguantar mucho. Llegamos a la cota más alta de la carrera. Hace calor y me siento bien físicamente. Próximo destino, Ibón de Bucuesa.

Durante este recorrido, voy charlando con Alberto. La carrera a su lado se hace muy amena y los km van pasando sin darnos cuenta. Después de reponer agua en Bucuesa, comenzamos a subir Campanales IP, donde Alberto se encuentra con más conocidos y cuando me doy cuenta le llevo unos cuantos pares de metros, así que llego al Ibón de Ip con un poco de adelanto con respecto a él y sus amigos. Aquí repongo fuerzas y lleno de agua (muy importante en esta carrera y con esta temperatura que tenemos). Llego a algún avituallamiento sin líquido y aún es de noche. También aprovecho para sacar de nuevo, piedras de las zapas. Las ampollas ya las noto más de lo que me gustaría. Aquí, dentro del refugio, parece que nos conocemos todos, que llevamos toda la vida corriendo juntos. Todo es compañerismo, relación amigable, preocupación de como va el adversario,...

Pero es aquí donde Alberto dice que se quiere retirar pero donde todos le animamos a no hacerlo, ya que vamos muy bien y el ritmo no parece fuerte. Yo le digo que lo espero un poco más adelante, que tengo que parar a cagar de campo (y ya es la segunda vez en la noche).

Y si, subiendo la Tronquera, nos unimos de nuevo muchos de los que estábamos en el avituallamiento de Ibón de Ip, incluído Alberto

Pasamos la Tronquera y comenzamos el cresteo hacia la Moleta y cuando nos damos cuenta, allí estábamos.

Ahora toca una larga bajada que no recuerdo muy bien como era. Durante este recorrido, se le rompe un bastón a Alberto, que intentamos arreglar pero no somos capaces. Al final tuvo la suerte que le dejase un bastón un voluntario de la organización, pero comenzaba a sentirse débil (según él), aunque yo intentaba animarlo. Fue un poco antes de llegar a donde se dividían las carreras de 100 y 70?, antes de las Negras, donde definitivamente lo dejo. Justo en este punto, vuelvo a sacar piedras de las zapatillas, aún queda un par de km para llegar al avituallamiento, pero el dolor de las ampollas ya hace que no aguante piedras en las zapas. Continuo hacia el avituallamiento de Las Negras. Me paro para comer algo, coger líquido, reírme un poco con los y las voluntarias y poco a poco vienen llegando corredores que les pregunto por Alberto (algunos lo conocen) y me dicen que casi seguro abandonará aquí. 

En este punto, quiero nombrar también a Patxi Arbizu (por lo que puedo saber, gran corredor de ultradistancia) y a Luís Washington Toaquiza (corredor ecuatoriano). El primero estaba a punto de salir del avituallamiento cuando yo llegaba y el segundo me adelanta en el avituallamiento mientras yo me lo tomo con calma. 

Salgo del avituallamiento, y como ya era normal, tocaba de nuevo, parar para hacer de campo (no me lo puedo creer, que está pasando. 3ª). Mientras, me adelanta otro corredor, José Antonio Romero Martínez (corredor que destaco en esta crónica porque tendrá un papel importante en ella). El paisaje es espectacular con la cascada de Las Negras como colofón. Toca subir hacia Pico Royo, pero me lo tomo con calma, veo a lo lejos como Patxi y Toaquiza se van alejando, con algo más de ritmo y muy cerca llevo a José. Comienza la bajada hacia Formigal (parking Anayet), donde está la primera base de vida. Desde el Pico Royo, voy casi sin líquido y el calor es asfixiante. Tengo ganas de llegar y poder beber y comer, además de cambiarme de ropa. Llego unos segundo por detrás de Patxi y José. El calor en la base de vida es asfixiante también. Aquí se toma todo con calma. 

Aquí tengo un punto de inflexión. Mi objetivo era hacer la carrera en 24 horas. Para ello tenía previsto llegar aquí en 11:30 horas y llego con 11:45 horas. Vamos bien para conseguirlo? Yo creo que con esta calor sería un suicidio, además viendo que casi no me llega el litro y medio de agua entre avituallamientos. Me preocupa también hacer de campo tantas veces (llevo 3 y no es normal). Así que me tomo un descanso amplio aquí y vamos a por 25 horas. 

Aquí me tomo una ensalada de pasta, me tomo mi recovery y lleno de agua. También me tomo alguna pieza de fruta. Me cambio de ropa, me limpio el sudor con toallitas y me pongo crema solar. Listos para enfrentarnos a otra nueva cumbre. El Vértice Anayet nos espera. Las vista son preciosas. El sendero asciende poco a poco y está lleno de senderistas que suben o bajan. Familias enteras, amigos, peques, ancianos. Es impresionante lo que aman aquí la montaña. 

En cada regato de agua que paso (aquí si hay agua), me mojo la gorra e intento "ducharme" en el agua de los riachuelos. Se agradece mucho con esta calor. También pienso en toda esa gente que me encuentro. No me extraña que "sufran" un poco para ver esta maravillosa montaña. Mires para donde mires hay una preciosa estapa. 

Jose el murciano

Una vez pasado el Vértice Anayet, toca una larga bajada en dirección a Canal Roya. La bajo tranquilo pero sin pausa. El calor es cada vez mayor y por esta cara de la montaña parece que no hay brisa alguna. En esta larga bajada, cojo a Jose que va sin agua. Aún queda mucho tiempo hasta llegar al avituallamiento de Canal Roya, pero yo no puedo darle de la mía que, además de poca, llevo desde la base de vida que no soy capaz de tragar nada sólido y me estoy alimentando de agua y Tailwind. Aunque cada uno tiene su ritmo, nos vamos adelantando uno a otro, estando siempre a no más de 100 metros de distancia. 

Y, por fin, llegamos al avituallamiento Canal Roya. Todo el que allí llega (de otras distancias también), llega con ganas de beber. A mi me pasa lo mismo. Bebo bien, lleno de agua. Intento comer algo sólido y sólo me entra medio plátano. No sé si me quiero quedar aquí más tiempo refrescándome o salir de ese horno de sitio. Al final, salgo un poco más tarde que Jose aunque lo cojo antes de llegar a la primera cuesta. Toca subir Larraca (1 km vertical). Lo hacemos por un bonito sendero entre árboles, pero también hay alguna zona soleada. Ojo, el calor a esta hora del día es asfixiante y en cada zona de sombra con algo de brisa paramos unos segundos, tanto Jose como yo. Ya vamos juntos. Aquí ya nos presentamos. Será Jose de Murcia. Antes de llegar al pico íbamos sin agua, menos mal que había un puesto de líquido ahí arriba. En esta zona vuelvo a perder de vista a Jose, ya que tengo que parar de nuevo (como puede ser si no estoy comiendo casi nada). Ahora toca un cresteo que tiene su aquel en alguna zona. Hay que disfrutar del paisaje. En mi cabeza sólo pensaba en llegar al siguiente avituallamiento para ver si podía comer algo y encontrarme mejor. Pero ese cresteo si hizo por momento interminable. Quien me conoce sabe que nunca me doy por vencido. Pensaba que me tocaba el momento malo de carrera. La pájara del siglo. Aunque voy a trote, me siento mal. 

Avituallamiento Ibón de Truchas. (son las 15:30 horas del sábado). Llego con una cara de muerto. Menos mal que tienen una carpa y me resguardo del sol. Allí está a punto de salir del avituallamiento, Jose el murciano. En este punto me viene a la cabeza, por lo mal que estoy, el que quizás tenga que abandonar. No soy capaz de comer nada, ni casi beber. Las pulsaciones son bajas y siento el cuerpo raro. Después de unos minutos pensando en no se que. Pido Coca-Cola. Parece que me sienta bien. Lleno de agua y sigo bebiendo Coca-Cola. Logro comer un plátano. Le meto algo de chocolate, bien, soy capaz de comer sólido. Comienzo a "sobrevivir". Un bocadillo, algo de fruta. Bien. 

Pues decido salir aunque sea andando. Una pena, pues salgo por una pista con apenas desnivel que tendría que hacer corriendo y no andando. A los poco metros, decido poner música (recordaba que llevaba unos cascos por si me hacían falta y esta era la ocasión). Música épica, por supuesto. También me tomo un ibuprofeno. Con la música me evado mentalmente y cuando me doy cuenta estoy trotando. Buaaah, que gran alegría. Poco a poco voy cogiendo ritmo y comienzo la subida al Puerto de Jaca.

Comienza otro bonito cresteo. Ya no me acuerdo de la pájara, aunque sigo muy por debajo de la cantidad de alimentación que tengo que tomar. El ritmo no es el que me gustaría, pero tampoco es malo. De repente, me encuentro a Jose. Oh, Dios mio. A mi se me sube la moral, pero me temo que tiene algún problema. Efectivamente, lleva una rodilla tocada que no le deja correr. Aunque voy con él un buen rato, me invita a que continúe, pues cree que se va a retirar. Lo dejo atrás. Continúo hacia el próximo destino. Comienzo la bajada que nos llevará a la frontera de Somport y cuando iba por una ancha pista que nos llevará a este lugar, miro hacia atrás y ahí viene Jose.

-Pero tú no estabas jodido... -sí, pero sólo me duele cuesta arriba. Pues ahí vamos de nuevo juntos. Yo voy jodido cuesta abajo por las ampollas y Jose jodido hacia arriba por la rodilla. 

Y así pasamos Somport hacia Candanchú, la segunda base de vida. 

Base de vida de Candanchú. Llego cansado, con 80km en las patas y no sé cuanto de desnivel, pero es buena hora aún y queda subir el temido Aspe. 

Jose, que no las tenía todas consigo, decide probar a ascender el Aspe, si se encuentra mal, dará vuelta y aquí se acabará la cosa. Yo me tomo mi tiempo para hidratarme (iba muy por debajo de lo que bebo habitualmente) y de comer algo sólido que me llenase. Mi recovery Tailwind que me sienta genial, algo de fruta y poco más. Me cambio de ropa y me pongo de nuevo, ropa fresca. El calor sigue en el ambiente. Salgo por fin del avituallamiento y me encuentro corredores que ya no sé si son de nuestra distancia o de otras. El caso es que hacia la ascensión del Aspe me encuentro fuerte y con ganas. Al rato veo a lo lejos a Jose, y me motiva cogerlo. No tardo mucho en hacerlo. Va renqueando, pero le voy animando. Recuerdo otra parada de rigor "de campo". Comenzamos la pedrera de subida. Hay que cogerla con calma. Al fondo vemos a un corredor. Dios a donde hay que subir... Saltando de piedra en piedra, en otra zona intentando que los pasos sumen y no resten al estar la piedra suelta, llegamos por fin al punto del bucle del Aspe. Nos dicen que podemos dejar los bastones allí mientras subimos a picar y bajar. Así lo hacemos y de paso ya ponemos los frontales. En nada se hará de noche. 

Comenzamos la bajada del Aspe. Una bajada de piedra suelta al principio y con mucho desnivel, que nos hace poner los cinco sentidos. Resbalamos por las piedras, pero conseguimos llegar a una zona más amable, de piedras grandes que casi hay que ir saltando. Comienza a intuirse un sendero. De repente, vemos un relámpago y antes de que llegue el trueno, se pone a llover. Entre parar y poner el chubasquero, ya estamos empapados. Seguimos bajando pues el relámpago no cayó cerca. Pero la lluvia va a más. Estamos llegando a zona de hierba y nos decimos, ufff, a los que pille esta lluvia arriba o comenzando a bajar, que tengan mucho cuidado que está peligroso. Se hizo de noche. Tenemos que estar llegando al avituallamiento de Motriz Tuca, pero antes de llegar, en la pradería, nos caemos varias veces por la hierba y por las piedras, pero por fin llegamos al avituallamiento. Hay mucho viento y lluvia.. Aquí vuelvo a parar para ir al baño (ya no comento nada más de esto, pero si hay alguno de los que lee esto que me pueda dar una explicación a esto, se lo agradezco). Me tomo un poco plátano, un par de huevos fritos, cocacola y alguna cosilla más. Aquí nos adelanta un corredor que llevábamos viendo desde casi Candanchú. Nos comenta que las pasó putas para bajar. Sale antes que nosotros, que nos abrigamos un poco y salimos tras él. Casi no se ve con la lluvia que cae. El recorrido está complicado con tanta agua, resbalamos varias veces. En algún sitio es la hierba mojada y en otro el barro, lo que nos hace caer e ir con precaución. Sólo tenemos ganas de acabar pero aún nos queda el Estiviellas, unos 400m+ que se nos hizo infernal. La lluvia no nos dejaba ver, el viento era racheado y de lado y aún por encima la visibilidad era poca. En una de estas, Jose se cae y vemos que pudo precipitarse y no contarla. Aquí decidimos extremar más las precauciones y pisar más seguro. También hablamos de mirar los teléfonos, por si la organización nos mandara algún mensaje de seguridad, puesto que los rayos cada vez se ven más cerca y no sabemos si la tormenta viene o se va, y nosotros estamos subiendo un pico, cuando se supone, que deberíamos estar bajando de la montaña. Los teléfonos era imposible con la cantidad de agua que caía. El teléfono hacía lo que le daba la gana. Continuamos. La subida se hizo interminable y sólo deseábamos llegar a la cima y comenzar a bajar, sobre todo por el viento que había. Y por fin, después de un largo tiempo, comenzamos a bajar y con ello el viento amainó y la lluvia fue a menos. Fue aquí donde encontramos un sitio donde resguardarnos y poder poner más ropa de abrigo, ya que estábamos con frio. Nos ayudamos mutuamente y ya sólo quedaban las 123 curvas antes de llegar a meta. El ritmo de Jose era mayor que el mío, por eso le dije que tirase y que nos veíamos en meta, cosa que denegó. Yo tenía en este momento el cuádriceps derecho deshecho, por lo que sufría muchísimo en la bajada, sobre todo en las curvas cerradas (que eran todas). Y después de cagarnos un par de veces en las putas zetas, por fin estamos en las afueras de Canfranc. Ya vemos la meta, por fin. Y así llegamos, trotando y juntos y dando las gracias por la compañía. Quizás si yo fuese solo, la cosa se complicaría más de lo que estaba. Lo mismo me dijo Jose, la importancia de ir juntos. A Jose de Murcia lo recordaré toda la vida por la carrera y las dificultades que pasamos juntos. 

Aunque yo estaba cansado, me tomé mi tiempo en el avituallamiento de meta. Lo que mejor me entraba era el caldo Aneto. 4 vasitos le tomé. Aquí había otros corredores con los que intercambié vivencias. Después un poco de comida, muy poca y con ganas de irme para la ducha. En la salida del avituallamiento me encuentro a Jon que, amablemente, me coge las cosas y me va a buscar las bolsas de vida mientras yo me voy para el albergue a ducharme. 

El objetivo de 24 horas quedó muy lejos. El de 25 horas también, pero tal y como se presentó el día en cuanto a fenómenos atmosféricos y acontecimientos varios, tengo que estar orgulloso de ser uno de los únicos 32 participantes que finalizaron la carrera. Las carreras son así. Muy contento por esa 12º posición entrando con el 11º.


DATOS:

🏃 104 km   📈 8848m+   📉 8848m-

⌚ 25:48:56 h

🏆 12º general (entrando con el 11º) (32 finishers)

💚 116ppm (💗 156 máx.)


💦 Tailwind (con y sin cafeína) + Agua + CocaCola + caldo Aneto

🍲 fruta (plátano, naranja, sandía), chocolate, frutos secos, sandwich membrillo, sandwich

 crema cacahuete. 2 huevos fritos


👟 Tomir NNormal (de salida a Candanchú) y Vectiv TheNortFace (Candanchú-meta)

🛍 Marathon Running Shop


ENTREVISTA INGRÁVIDOS RADIO MARCA

ENTREVISTA RADIO NORDÉS CADENA SER

NOTICIA EN QUEPASANACOSTA.GAL

REPORTAJE LA VOZ DE GALICIA.



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